La tensión y desesperación que vivieron aquellos soldados en esa playa se plasma de forma brillante en el largometraje mediante el uso de escenas trepidantes, pero sobre todo con la ayuda de la banda sonora compuesta por Hans Zimmer. Esta sensación que produce la banda sonora no es solamente por el incesante sonido de un reloj, sino que lo consiguió el compositor usando la escala de Shepard.
La escala de Shepard es un efecto auditivo, mediante el cual e consigue que un sonido parezca que sube (o disminuye) de forma infinita. Esto se consigue superponiendo tres octavas consecutivas, la más alta va bajando de volumen, la media se mantiene y la más baja va subiendo su volumen y de esta manera se consigue este efecto tan terrorífico.
Christopher Nolan ya había usado este efecto en otras películas, como El truco final y El caballero oscuro, pero en esta película está más presente, ya que la historia se cuenta desde tres perspectivas diferentes (mar, tierra y aire) y las tres octavas lo representan de alguna manera.
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